“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”. Proverbios 4:23
En diferentes etapas de nuestra vida, el corazón juega una parte importante. Desde la fecundación del ser humano, el corazón es el músculo más conocido y uno de los órganos más importantes y se considera como el centro de la vida física. Es el enfoque de todas las funciones vitales del cuerpo.
Asimismo, el corazón se relaciona con ser el centro mental y espiritual de la persona. En la Biblia la palabra corazón se menciona 873 veces. Por lo cuál también se considera parte fundamental dentro de las emociones; en lo que sentimos, en nuestras decisiones (Proverbios 16:1 – “El hombre pone y Dios dispone”), deseos (Salmos 37:4 – “Deléitate en el Señor y el concederá los deseos de tu corazón“), emociones (“Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría” – Salmo 4:7), y el verdadero carácter de la persona (1 Samuel 16:7 – “No te dejes impresionar por las apariencias, pero yo me fijo en el corazón“).
La Biblia también nos enseña en Jeremías 17:9: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”. En esta parte nos podemos identificar, por las tantas decisiones tomadas emocionalmente del corazón, lo cuál en lo personal me llevó a cometer muchos errores.
¿Quién lo conocerá? Es más que obvio que la respuesta la tenemos, nuestro Señor, quién escudriña la mente y prueba nuestro corazón. Y tomando en cuenta que así como el corazón es engañoso, Dios promete dar un corazón y un espíritu nuevo dentro de nosotros, también habla de que quitará el corazón de piedra y nos dará un corazón de carne en Ezequiel 36:26.
Es más que claro que el Creador del Universo pensó en cada detalle del ser humano. Nuestro espíritu tiene corazón y es Dios quién conoce cada latir y cada pensamiento. Él nos da un corazón renovado a través del arrepentimiento de nuestros pecados y cuando ponemos nuestra Fe personal en Jesucristo como Señor y Salvador.
Y tomando en cuenta todo esto, Dios hace énfasis en Proverbios 4:23.
1. Sobre toda cosa guardada:
En nuestros corazones podemos guardar tantas emociones buenas o malas, las buenas pueden dar fruto, pero lo malo lo contamina. Recordemos en Marcos 7:21-22 Jesús explicaba de las cosas que contaminan el corazón; malos pensamientos, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, la envidia, la calumnia, el orgullo, etc. Es importante ser obedientes a la palabra, meditar en ella, pero sobre todo pedirle a Dios un corazón limpio y un espíritu recto dentro de nosotros (Salmos 51:10).
2. Guarda tu corazón:
Dios renueva nuestros corazones. Los que experimentamos el nacimiento espiritual, Dios nos regala el deseo de amarle y obedecerle. Por lo tanto, debemos cuidar nuestro oír, pensar, meditar y hasta lo que vemos y hacemos. Cuidar el corazón renovado es una responsabilidad personal, ya que en el vive nuestro Señor Jesucristo. Recordemos también lo que Jesús nos enseñó en Mateo 22:37-40: amar a Dios con todo el corazón.
3. Porqué de él mana la vida:
El amor proviene del corazón, un corazón renovado y obediente nos lleva:
Alabarle a Dios con todo el corazón (Salmo 9:1)
Constantemente el corazón medita en la palabra de Dios (Salmo 19:14)
Confía en el Señor de todo corazón. (Proverbios 3:5)
En nuestros corazones sentimos el amor de Dios derramado. (Romanos 5:5)
Por Elizabeth Pamanes
Fotografía: Memories by Giovanna Díaz